Florencia milita por nuestros derechos desde 2012, año en el que se afilió a Asociación - Trabajadores del Estado Congreso de La Nación (ATE), con cuyas luchas feministas se identificó de inmediato, por lo que pudo sentirse entendida y acompañada desde el primer momento.
Desde que se nombró feminista, recibió el visto bueno de su familia y de sus compañeres militantes de la justicia social y los DD.HH. Sin embargo, nos cuenta que el padre de su hijo (pareja suya entonces) ponía palos en la rueda: “al verme más independiente y empoderada, cada tanto tiraba el típico comentario machirulo: ‘¡Qué te hacés la feminista!’”.
Entre sus episodios de militancia más recordados, se encuentra el de la vigilia de junio de 2018, día en que la Cámara de Diputades aprobó la media sanción por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Flor se encontraba, entre el centenar de compañeres, con su prima y unas amigas de la misma marchando por la plaza del Congreso.
A medida que pasaban las horas, se volvía la ansiedad hecha cuerpo: “Al momento de la votación, ya en mi casa (pues, mi hijo debía ir al jardín), no fui a trabajar para poder ver tranquila la sesión, recuerdo una mezcla de nervios, ansiedad y emoción”. El desenlace fue alegre y la felicidad permaneció latente hasta el momento de la votación de “los dinosaurios del Senado” (como elige llamarlos Flor).
“La militancia me dió seguridad conmigo misma para poder salir de situaciones en las que, sin darme cuenta, había dejado de ser yo hacía bastante tiempo. Me ayudó a conectarme nuevamente conmigo y a darme cuenta que no estoy sola. Que somos alta manada.”
Como la frustración es parte de algunos episodios de lucha, aún hoy siente en el cuerpo el dolor que sintió cuando, en agosto de 2018, la Cámara de Senadores rechazó la Ley IVE. Más allá de haber logrado escribir una página de la historia, no basta en absoluto.
“También me causa bastante desilusión las internas que existen dentro del Feminismo. Mujeres defendiendo causas donde solo se empoderan algunas pero condenan a miles”, agrega Flor.
Haciéndole un espacio a la autocrítica, Flor reflexionó acerca de su vivir diario y de la complementación de sus ideales feministas y el mundo real y urgente: “Siempre tengo presente que hay que vivir como se habla y actuar como se piensa, pero eso no quita que, tal vez, en algún momento me haya equivocado. Debería preguntarle a les que me rodean”, concluye, teniendo en cuenta que las convivencias siempre son con otres en quienes nos podemos mirar.
“Militar es verbo, no sustantivo.”
Para Flor “la militancia es importante porque es nuestra herramienta de transformación”, ya que “ningún derecho fue otorgado sin lucha previa” y esto es lo que le gustaría que se tenga constantemente presente, tanto dentro del colectivo feminista como desde todes aquelles que aún nos miran desde afuera.